"Creo que la mejor opción es siempre no desconfiar, nunca. La desconfianza no sirve. La desconfianza genera intrigas y las intrigas dividen y debilitan. La desconfianza te debilita y te aísla, terminas desconfiando de todos. Entonces el verdadero mal te lo haces a vos y no a los otros. Los otros te dejan solo, y solo sos más débil, y ahí sí te pueden atacar porque sos vulnerable. La desconfianza nos recluye, nos hace perder nuevos afectos y nos deja a la deriva. A la deriva estás y si no confías no te relacionas y ahí sí, solo sos muy frágil. Nos podemos equivocar, así como también nos podemos arrepentir.
Sin confianza no se puede, si no se confía, se termina quebrando. Y cuando esa confianza desaparece, uno siente que no hace pie, se pierde. Sin confianza entran dudas, te paralizas. No sabes quien sos, que haces, y lo peor, dejas de ver quien tenes a tu lado".
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